A 48 horas del día “D”: para unos, el derrumbe de la república de la división de poderes (ajá); para otros, la liberación del Poder Judicial que —hasta hoy— ha estado cooptado por intereses non sanctos e inconfesables, y alejado de la raza de bronce. Desde nuestra óptica: ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
Sin duda, el Poder Judicial requería una sacudida urgente: mayor transparencia, sí; acercarse a la realidad social, también, para aplicar la ley de forma más humana y menos sometida al poder y a las absurdas leyes que, a menudo, nuestros distinguidos “levantadedos” aprueban en fast track, sin siquiera “ler” (Aurelio dixit). Pero, “haiga sido como haiga sido”, como bien sentenció el prócer azul, compadre de Genaro; hay que ir a votar. Aunque la mayoría no tengamos idea ni claridad de todos los cargos en disputa, el ejercicio libre y democrático que significa el voto —con todos sus asegunes en esta ocasión— hay que defenderlo y honrarlo.
Y pues nada, que si ya estaba reborujado este tema, ayer los consejeres del INE y los magistrades del Tribunal Electoral decidieron lanzarse a fustigar a todos aquellos ciudadanos libres que, con las mejores intenciones de fortalecer la democracia y educar a los millones de electores extraviados, estuvieron creando de buena fe, invirtiendo recursos propios y desgastando suelas, esos útiles instrumentos de consulta y orientación llamados acordeones electorales.
Al parecer, nuestros impolutos funcionarios del INE y del Tribunal Electoral suponen que con su esfuerzo basta, para que este culto pueblo —lector, informado y con acuciosa curiosidad— logre navegar y entender las múltiples boletas electorales como si fuera Sudoku de domingo. Y como antecedente de esta tragicomedia nacional, va la relatoría de hechos:
-Miércoles de la semana pasada: comienzan a circular los acordeones.
-Lunes de esta semana: el INE dice que están permitidos, porque promueven la elección.
-Miércoles: la Dra. Claudia hace promoción nacional de los acordeones y acota: “el pueblo estudia”.
-Jueves: el INE los prohíbe.
Reverenda… (llámelo usted como guste) del INE: prohibir hoy la difusión de acordeones, cuando el país entero ya está tapizado de ellos.
¿Habrá quien crea que esto será presentado como un antecedente de certeza e imparcialidad electoral? Ilusos.
Pero bueno, así las cosas en el país. En nuestro rancho: habrá que estar atentos para ver si la gober, los alcaldes, diputados, regidores y demás servidores públicos de primer nivel llevan su acordeón o no; si hicieron la tarea y se aprendieron de memoria los cargos y candidatos; o si, como en la secundaria, anotaron todo en la mano o en la pluma Bic con la que van a votar.
Francamente, hubiera sido más práctico contratar a Ramón Ayala y sus Bravos del Norte: son los mejores para organizar ferias y bailes, y quizá también para hacer de esta elección una pachanga memorable, con el Rey del Acordeón.
Habrá que estar atentos para ver si todos esos funcionarios que llegaron a sus cargos mediante elección popular honran este ejercicio democrático inédito (así le llaman a esta mamufada) que este domingo 1 de junio llevaremos a cabo en la tierra buena y en todo el país.
Y para cerrar con broche de oro: los guindas de Duranyork ya están culpando a los viajeros hidrocálidos de la muy factible derrota que, dicen, sufrirán en esas tierras.
Hasta aquí subió la roca…
