Durante cada jornada electoral, la tensión entre el ejercicio libre del voto y los temores de manipulación o fraude suelen intensificarse. Este proceso electoral inusual no ha sido la excepción. Uno de los temas que está generando confusión en redes sociales y medios de comunicación es el uso de “acordeones” o listas personales de votación, pequeñas guías que son utilizadas para recordar por quién desean votar.
¿Se puede? ¿es ilegal? ¿anula el voto? La respuesta es sencilla, pero hay que explicarla bien; sí se puede, incluso si el acordeón te lo dio alguien más. Lo que no se vale es que te obliguen a usarlo.
Contrario a lo que algunos mensajes virales sugieren, no está prohibido que una persona ingrese con una guía personal de votación a la casilla. Ninguna ley electoral ni local ni federal sanciona esta práctica, al contrario, se trata de un ejercicio de memoria legítimo y útil, sobre todo cuando enfrentamos boletas con múltiples cargos y candidaturas.
El artículo 7 de la Ley General en Materia de Delitos Electorales establece claramente que lo que sí constituye delito es obligar o inducir el voto a cambio de dádivas, amenazas o presión, lo que comúnmente se conoce como coacción del voto. Sin embargo, un “acordeón” no es más que una lista personal, una guía que alguien hace o recibe para recordar por quién quiere votar. Con tantas boletas y candidaturas (11 boletas y 303 candidaturas en Aguascalientes) resulta completamente entendible que las personas quieran llegar preparadas a la urna.
Ahora te preguntarás; ¿puedo usar un acordeón que me dio alguien más? Sí, siempre que tú lo uses por decisión propia no hay problema. Puede que lo hayas hecho tú mismo o alguna otra persona u organización, incluso podría decirse que recibir una sugerencia no es delito. El problema aparece cuando esa “sugerencia” se convierte en presión o amenaza, la clave está en la libertad. Tú decides si lo usas o no.
Entonces; ¿qué sí está prohibido? Definitivamente la coacción del voto. Aquí es donde entra lo serio, lo que sí es delito electoral (sancionado en el artículo 7 de la Ley de Delitos Electorales) es obligar a alguien a votar por cierta opción; ofrecerle una contraprestación (dinero, despensas, tarjetas) a cambio del voto; amenazar con quitarle apoyos si no vota como se le indica; y/o exigirle comprobar su voto, por ejemplo, con una foto, por mencionar las más comunes.
Deben ponerse como ejemplo países como Estados Unidos, Canadá o Alemania, donde es normal que las personas lleguen con una lista preparada con su decisión, incluso existen estados de EE.UU. en lo que los mismos órganos electorales permiten imprimir una “boleta de muestra” para practicar antes de votar.
Algunos líderes de opinión incluso autoridades, han sostenido que permitir el ingreso con acordeones podría abrir la puerta a esquemas de coacción más sofisticados, como la entrega masiva de listas específicas. Si bien la preocupación es legítima, no debe confundirse el uso voluntario y personal con la imposición o manipulación externa.
Podemos concluir entonces que, ante el contexto de las elecciones tan grandes como las de este año, con los numerosos cargos en juego, tener una guía no debe ser sospechoso: es una herramienta legítima para ejercer el voto de forma consciente. Debemos comprender que en nuestra democracia no se requiere prohibir más, sino educar mejor.
Recuerda:
1) Sí puedes llevar un acordeón o lista personal para votar;
2) Incluso si te lo dio alguien más, puedes usarlo libremente;
3) Lo que está prohibido es que te presionen o condicionen para que votes; y
4) El voto es libre y secreto, nadie tiene derecho a decidir por ti.
Pongamos el foco donde realmente importa: en la compra y coacción de votos, en las elecciones inequitativas y en el uso indebido de programas sociales. Votar bien empieza por votar libre y votar libre, a veces, empieza con una lista en el bolsillo. No es trampa, es democracia.