En la cultura japonesa, hay palabras que no sólo se dicen, sino que se viven. Entre ellas destacan dos expresiones fundamentales que acompañan cada comida: "Itadakimasu" antes de comer, y "Gochisousamadeshita" al finalizar. Aunque parecen simples gestos de cortesía, encierran una profunda filosofía de vida, en la que se entrelazan el respeto, la gratitud y la disciplina.
Rei: El Respeto como Fundamento
Al pronunciar Itadakimasu, literalmente “recibo humildemente”, reconocemos la vida que se nos ofrece —ya sea animal o vegetal— y el esfuerzo de quienes sembraron, cocinaron y sirvieron ese alimento. Es un acto de Rei (?), el respeto que lo impregna todo en la cultura japonesa, desde la reverencia que inicia una clase en el dojo hasta la ceremonia del té.
Gochisousamadeshita, al terminar, es más que un “gracias por la comida”; es un reconocimiento al trabajo, al tiempo y al amor puestos en cada platillo. Así como en el Dojo se agradece al maestro y a los compañeros de práctica, en la mesa se agradece a todos los que han hecho posible ese momento de nutrición.
Una Enseñanza Desde la Infancia
Estas palabras se enseñan a los niños desde edades muy tempranas, en casa y en la escuela, consolidándose como pilares que construyen su carácter. Lo que comienza como una frase repetida antes y después de cada comida, se convierte con los años en una práctica consciente de respeto y moderación.
En Japón, la educación en valores no es un curso adicional, sino una práctica cotidiana. El mismo principio que rige el saludo en el dojo o la disposición de los utensilios en la ceremonia del té, se aplica también en el comedor del hogar o de la escuela. Esa consistencia educativa entre la familia y los entornos escolares genera una cultura cohesionada y disciplinada, donde el respeto se convierte en una segunda piel.
Respeto También es No Desperdiciar
Parte del verdadero significado de Rei es no tomar más de lo que podemos manejar. En la mesa japonesa, no se sirve por gula ni por compromiso, sino con medida. El acto de servirse solo lo que se va a comer, y repetir solo si se desea más, está profundamente ligado a la noción de no desperdicio. El respeto a los alimentos no solo se expresa en palabras, sino en acciones: terminar lo que se sirve, no dejar sobras innecesarias, y valorar cada grano de arroz como el resultado de mucho esfuerzo.
En un mundo que a menudo promueve el exceso y el descarte, esta lección japonesa resulta más vigente que nunca: el respeto a la comida es respeto por la vida misma.
Un Camino de Excelencia Cotidiana
Itadakimasu y Gochisousama son más que modales en la mesa. Son reflejo de una cultura que ha hecho del respeto, la gratitud y la mejora continua una forma de vida. Desde el dojo, donde saludamos con reverencia, hasta la ceremonia del té, donde cada movimiento es armonía y precisión, todo está conectado por la misma esencia: el respeto por lo que hacemos, por quienes nos rodean y por nosotros mismos.
La excelencia no nace en grandes hazañas, sino en los pequeños actos repetidos cada día con intención y conciencia. Y quizás uno de los caminos más hermosos hacia esa excelencia comience, simplemente, diciendo: Itadakimasu.
Arigatougozaimashita.