Pues nada, queridos lectores, empezamos la semana con una nota que le está dando la vuelta al mundo: el accidente del buque escuela Cuauhtémoc en Nueva York. Quien haya tenido la oportunidad de ver en persona el arribo o la partida de este buque insignia —y orgullo de la Armada de México— sabe de lo que hablo. Pero no habían pasado ni cinco minutos de saberse que un par de jóvenes cadetes habían perdido la vida y otros tantos estaban heridos, más allá del desastre y de las lamentables condiciones en que quedó ese hermoso navío, cuando la rapiña mediática ya estaba a todo lo que da, burlándose sin piedad del dolor de estas familias.
Sí, trascendieron algunos videos de un par de ciudadanos con muy mala dicción, promocionando el galimatías que ocurrirá el próximo 1.º de junio, que honestamente dudo mucho entiendan de qué se trata. Pero bueno, algunos personajes opositores al gobierno federal actual aprovecharon la coyuntura para burlarse y generar comentarios que, francamente, los pintan de cuerpo entero.
Y es que quizá —sólo quizá— ese triste comportamiento de tirios y troyanos nos describe de cuerpo entero: pueriles y estériles de ambos lados del espectro político.
En los asuntos del rancho
Pero bueno, en temas locales, ya casi alcanzamos la mitad del año, y con ello vamos caminando hacia las nuevas modernidades electorales y políticas. En los próximos días se renovarán 83 puestos en el Poder Judicial, todos ellos con relevancia en nuestra gloriosa tierra hidrocálida. Y como era de esperarse, todo mundo anda muy acelerado. Los actores políticos ya traen cada quien su color y su movimiento genuino de campaña, aunque a la hora de declarar prefieren hacerse los desentendidos, porque, seamos honestos, lo que realmente les interesa es el control económico del Poder Judicial, no su funcionamiento.
Y es que, dadas las circunstancias, muchos de sus actuales integrantes son incompetentes consumados —aviadores de tiempo completo— que han dejado la procuración de justicia a la deriva, para una mejor ocasión. Pobre de este poder tan inmerso en manos de los políticos y tan lejos de su mejor versión, la que podría tener, pero nunca ha querido, para Aguascalientes.
Los gatilleros de ocasión
Y en otro orden de ideas, pero ya con miras al 2027 —porque aquí todo empieza antes de tiempo—, parece que se ha puesto de moda en el mundo político cargar con su propio gatillero. Caso actual: un casi recién estrenado secretario de un ayuntamiento, quien ha contratado los servicios de un impresentable ex priista que, en sus mejores días, hasta a golpes retaba a varios panistas.
Hoy, su seudónimo de periodista quedó en el olvido, pero la productiva llegada del tan necesario dinero —el famoso “chayo”, como cariñosamente le decían sus excompañeros de partido— lo tiene más activo que nunca. Dicen que dejó varios heridos en el blanquiazul, y se lo recuerdan muy seguido. Pues nada, que el secretario seguirá con su tirador favorito, que a la mala y sin fundamentos se ha convertido en un arma contra otros políticos, más por viejo rencor que por conocimientos.
Y si bien es válido sentir simpatías —más cuando ahí se cobra—, a muchos de los azules de a de veras no se les olvidan las calumnias y chantajes que, a lo largo de los años, este personaje ha repartido a conveniencia, denostando a cualquier persona que le indiquen, todo por un plato de lentejas. Por lo que sólo genera una triste imagen de lo que alguna vez fue un intento de periodista.
En fin… como dice aquella frase: “A veces uno sabe de qué lado estar, simplemente viendo quiénes están del otro lado”. A ver si quien lo tiene de sicario mediático entiende lo que realmente le aporta dentro de su partido. Que también dicen que, cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde. Ojo: hacer enemigos insultando y chantajeando —ya sea por interpósita persona o en lo directo— no abona en nada a la grilla, menos cuando se hace de manera tan burda.
Así que, con su PAN se lo coman… y con su chayo también, dicen los panuchos (que son bastantes) y a quienes no se les olvidan tantos agravios…
Total, a fin de cuentas, el que paga, manda. Y en esta tierra, hay quienes, por un sobre, se dejan gritar hasta “capitán”.
Hasta aquí subió la roca…
