Dicen los opinólogos de café, cantina y Facebook —que en México sobran más que Oxxos y templos de la Santa Muerte— que no sería mala idea que, de aquí en adelante, para acceder a un cargo de elección popular, al menos en los de mayor calibre, sea requisito contar con visa gringa.
Y no lo digo yo, lo dicen las malas lenguas y las buenas conciencias. Porque mire usted: si andamos presumiendo “amistad estratégica” con los vecinos del norte y firmamos acuerdos de seguridad, migración y hasta de intercambio de peloteros de ligas menores, ¿qué tanto es tantito que los que aspiran a gobernar se dejen ver por allá? Total, nada que vulnere la soberanía nacional —que para lo que nos ha servido últimamente, tampoco es como que esté muy de pie— sino pura cooperación binacional, como esa que tanto presume Marcelo Ebrard en cada gira que hace con su pasaporte diplomático y su suéter cuello V.
Aprovechando que los azules —que andan más apurados que adolescente antes del examen de matemáticas— ya pidieron con tiempo que todo el que quiera hueso en 2027 levante la mano desde ya, bien se podría organizar que los foros de aspirantes a gobernador en los 17 estados que cambiarán de estafeta, incluido este bello Aguascalientes donde el agua escasea y los chismes abundan, se hagan en alguna ciudad de la Unión Americana. Así, de pasadita, los paisanos que andan chambeando allá en las carnicerías, restaurantes y líneas de ensamblaje de Austin, Phoenix o Bakersfield los conocen, les gritan sus verdades y de paso el FBI les da una hojeadita exprés a sus historiales.
Y aquí viene el dato duro que justifica el desvarío: según cifras del Migration Policy Institute y estimaciones del Censo 2020 en EE.UU., más de 120 mil aguascalentenses viven actualmente en Estados Unidos, concentrados sobre todo en Texas, California, Illinois y Arizona. Nada despreciable, considerando que en Aguas somos poco más de 1.4 millones. Es decir, casi uno de cada diez hidrocálidos vive de aquel lado de la frontera, y con frecuencia son los que mandan las remesas que mantienen vivas las economías de muchos ranchos, colonias y municipios. En 2023, por cierto, Aguascalientes recibió más de 450 millones de dólares en remesas, de acuerdo con datos del Banco de México. Así que si alguien merece conocer a quienes quieren gobernarnos, son precisamente esos paisanos que siguen sosteniendo buena parte de la economía local desde allá.
¿Por qué no? Que los debates estatales del 2027 se hagan en San Antonio, Texas. Total, de aquí para allá son menos de 8 horas en caravana, con cumbión en la suburban y sus respectivas caguamas Tecate Light para que no se acalore tanto el trayecto. Porque vuelos baratos desde Aguas… ni en sueños.
Entre broma y broma, la verdad se asoma —como decía Sor Juana, o al menos algún tuitero con foto de AMLO en su avatar.
Y mire, ya que andamos en esas, le platico: el ambiente político local anda tan seco como la presa Calles en abril. En la candidatura azul, dicen los enterados (y los desocupados con contacto en Casa de Gobierno) que el Último Fantástico, ese personaje que vive en el Olimpo político y velas cosas desde arriba mientras los mortales se pelean por la chuleta, estaría considerando bajarse a la arena y ser el candidato de unidad. Ya que su “cachorro” nomas no termina de cuajar.Y no, no es un guión de Marvel, es política hidrocálida, que a veces tiene más giros de trama que serie de Netflix.
Así que ojoSenador de la Gente, quien hasta hace poco tenía la carrera despejada como autopista de cuota, porque este gallo sí traería espolones de pelea, conexiones nacionales y hasta visto bueno de los azules… incluidas esas nuevas camadas de inexpertos influencers de selfie y micrófono abierto que rodean a la Número 1, creyéndose estrategas electorales porque juntaron mil likes en Instagram.
Total, este guiso sigue como las buenas carnitas: a muévete y muévete, con sorpresa en cada vuelta de la pala. Que aquí en Aguascalientes, todo puede pasar.
Hasta aquí subió la roca… y veremos quién la empuja la próxima semana.