Cuando la verdad se desvanece y lo falso seduce con algoritmos
“La hipnocracia no reprime la conciencia: la adormece. No censura la verdad: la disuelve en espectáculo.”Imagina un libro que denuncia el secuestro de la conciencia colectiva por parte del capitalismo digital. Un texto firmado por un supuesto filósofo hongkonés, Jianwei Xun, que en realidad no existe. El verdadero autor es el filósofo italiano Andrea Colamedici, quien se presenta en el libro como “traductor” de Xun. Este gesto no es una trampa: es una advertencia. Estamos ante una metanarrativa, un espejo que nos muestra cómo la realidad ha dejado de ser sólida para volverse gaseosa.
En Hipnocracia. La nueva arquitectura de la realidad, Colamedici expone con lucidez cómo habitamos un mundo donde la diferencia entre lo verdadero y lo falso ha perdido sentido. Vivimos inmersos en universos paralelos construidos por algoritmos que nos alimentan no con hechos, sino con emociones disfrazadas de certezas. Amazon, TikTok, Facebook, Google: dioses silenciosos que moldean nuestros deseos, nuestros miedos y nuestras creencias.
En esta nueva arquitectura, la conciencia no se reprime: se anestesia. El espíritu crítico se adormece frente al brillo de las pantallas. El capitalismo digital ya no necesita vender productos; vende realidades. Y lo más inquietante: la oposición, la crítica, incluso la rebeldía, son recicladas como combustible del mismo sistema. El disenso es parte del espectáculo. La hipnocracia se alimenta del conflicto y lo convierte en contenido viral.
La reciente filtración conocida como #TelevisaLeaks reveló que muchas de nuestras verdades mediáticas eran, en realidad, guiones cuidadosamente pactados. Una vez más, lo real se disolvió en lo espectacular, y la indignación fue absorbida por el algoritmo.
Los populismos, sean de izquierda o de derecha, han comprendido esta lógica. No buscan convencer, sino emocionar. No apelan a la razón, sino al miedo, al orgullo herido, a la nostalgia artificial. Usan el lenguaje de la hipnocracia para generar adhesión emocional y bloquear el pensamiento complejo. Así, bajo la apariencia de despertar conciencias, perpetúan el sueño inducido.
¿Hay salida? Tal vez. Pero no desde la negación tecnológica ni desde la ingenuidad moral. Solo un renovado ejercicio de pensamiento crítico, una educación de la atención y una ética del discernimiento pueden romper el hechizo.
Despertar en tiempos de hipnocracia es un acto de resistencia silenciosa.
Es aprender a dudar de lo evidente,a desconfiar de lo viral,a reencontrar el asombro en lo simpley a sostener el pensamiento cuando todo invita al olvido.
No se trata de gritar más fuerte,sino de escuchar más hondo.Porque en el murmullo de la conciencia despiertapuede nacer otra arquitectura de lo real.
Dr. José Mauricio López López
Psicólogo clínico, psicoterapeuta, ensayista y divulgador de la conciencia social. Doctor en Educación y especialista en salud mental.