Pues el domingo, con la paciencia de quien lleva horas formándose para la fila del Bienestar (sin saber si al final le tocará beca o solo calor y solazo), miles de feriantes aguantaron vara… y lo hicieron como si al final del túnel estuviera la redención musical. Pero spoiler alert: lo que hubo fue una bofetada disfrazada de concierto por parte de The Killers, esos oriundos de Las Vegas que alguna vez nos hicieron gritar Somebody told me... pero parece que ese “somebody” nunca les avisó que había público esperándolos en Aguascalientes.
Porque sí, la banda llegó tarde, cansada o simplemente con flojera. Quizás estaban ocupados buscando a Jenny, esa que siempre estaba en el corner, o tal vez se les olvidó que “This is not America” y aquí, querido Brandon Flowers, la puntualidad aún se considera una cortesía básica.
Y mientras los organizadores, esos magos del desorden con corbata, jugaban al “VIP para mis cuates y QR para mis primos”, los pobres mortales que lograron meterse al Foro de las Maravillas (también conocido como el Foro del Rancho, sin eufemismos) debieron sentirse como si hubieran sido read my mind-ados por la divinidad misma. Porque, claro, en esta tierra hidrocálida, si tienes un boleto en mano que no es de reventa, ya eres prácticamente parte de los Human (pero versión mejorada, con acceso preferencial).
En fin… tenemos lo que merecemos. Y no diga nada, no sea que lo acusen de Mr. Brightside, siempre viendo el lado negativo, y acabe citado a un retiro espiritual de coaching emocional cortesía del Paquín en su página de Facebook.
Por otro lado, está el festival de contradicciones (¡ah, la especialidad local!). Mientras se prohíben los corridos tumbados y se condena toda música que “hace apología del crimen”, nadie se ha dignado a avisarle a Spotify que debería bloquear automáticamente todo lo que suene a “balazo rimado” en cuentas con código postal de Aguascalientes. Digo, si vamos a ser coherentes, háganlo bien, ¿no?
Y mientras tanto, en la zona ferial, puestos hasta el gorro de fayuca, piratería digital y USBs repletos de música bajada ilegalmente. Todo esto a la vista de todos, justo días después de que nos visitara el ex-Zar de la UIF (ahora flamante jefe del IMPI). ¿Y qué hicimos? Nada, claro. Hubieran aprovechado para pedirle una asesoría exprés de derechos de autor, pero se ve que prefirieron regalarle una gordita de chicharrón.
En contraste, la agenda cultural oficial —esa que maneja el cártel amarillo con más poder que la mismísima Shot at the night— sigue haciendo y deshaciendo a su antojo. Hay por ahí una mente brillante tratando de sacar la chamba, pero una sola cabeza no puede orquestar la sinfonía del caos. Sería bonito que el próximo año le dieran unas fechas en el escenario de mayor aforo al “Ferial” o a uno de los eventos artísticos que sí valen la pena, de esos que el ICA ha traído sin tanto bombo pero con buen gusto. Porque, créanlo o no, no todo es lana, a veces el talento también sirve. Y sí, aunque suene raro, All these things that I've done podría ser el lema de una gestión cultural con visión… si tan solo quisieran.
Para cerrar con algo menos trágico y más deportivo, los Hidrorayos del Necaxa sí, esos mismos que muchos confundían con un club de natación, dejaron buen sabor de boca esta temporada. Tanto así que hasta los villamelones de clóset se animaron a sacar su pañuelo rojo y a gritar “¡Vamos Necaxa!” como si fuera When you were young. Y aunque fueron eliminados, se agradece que al menos por unos partidos, hubo emoción, goles… y memes.
Ánimo, que la suerte va y viene, como las bandas gringas que llegan tarde, tocan por compromiso y se regresan a su jacuzzi playero. Que Dios reparta suerte para la que sigue. Y si no, al menos que reparta buenos y mejores conciertos.
Hasta aquí subió la roca… y ya viene rodando con ritmo de Runaways.