Rafael Antonio Panamá Pérez | 10/05/2025 | 13:15
En el béisbol, un jugador que batea por encima de .300 es considerado un excelente bateador. Sin embargo, incluso los mejores fallan siete de cada diez veces. Lo importante no es la perfección, sino la constancia, la disciplina y, sobre todo, la capacidad de ajustar la técnica cuando algo no está funcionando. Lo mismo sucede con la estrategia empresarial: no siempre logra un “hit” en el primer intento, pero eso no significa que esté destinada al fracaso.
A lo largo de esta columna, hemos acompañado a muchas MiPyMEs en México en la adopción de herramientas clave como los mapas estratégicos, los indicadores clave de desempeño (KPI’s), los programas de mejora de procesos y las acciones de alineación organizacional. Estos elementos han representado un paso importante hacia una gestión más estructurada y enfocada en resultados. Sin embargo, llega un punto en el que, a pesar de contar con una estrategia aparentemente clara, los resultados no se materializan: los KPI’s no se cumplen, los procesos continúan siendo ineficientes y el equipo no avanza como se esperaba hacia los objetivos establecidos…entonces
¿Qué hacer entonces cuando la estrategia no está “bateando” lo suficiente?
El dilema no es la estrategia… o sí
Lo primero que debemos reconocer es una verdad fundamental: una estrategia bien diseñada puede fracasar si no se implementa correctamente. Es decir, el problema no siempre está en la formulación, sino en la ejecución. No obstante, también es importante mantener la mente abierta ante la posibilidad de que la estrategia ya no sea adecuada o haya dejado de estar alineada con la realidad del entorno o de la propia organización. ¿Recuerdas lo que vimos en la columna sobre el análisis FODA y la importancia de identificar los factores internos y externos que afectan a la organización? Más adelante retomaremos ese tema para profundizar en su relevancia dentro del proceso de revisión estratégica.
La estrategia no es un documento estático; es un proceso vivo, dinámico y, sobre todo, iterativo. Definirla es solo el comienzo. Implementarla, monitorearla y adaptarla son partes igual de importantes. Por eso, el seguimiento no puede ser anual ni semestral. En las primeras etapas, el monitoreo debería ser semanal. Conforme se consolida la implementación, puede pasar a una frecuencia mensual. La clave está en revisar los datos, escuchar al equipo y hacer ajustes con agilidad.
Tres síntomas de que la estrategia necesita revisión
1. Los indicadores están lejos de las metas, de forma sostenida. Un desvío ocasional puede ser circunstancial. Pero cuando la tendencia se mantiene durante varias semanas o meses, es señal de que algo más profundo no está funcionando.
2. Las iniciativas estratégicas están estancadas. Si los proyectos clave no avanzan o se desvían de sus objetivos originales, puede haber problemas de recursos, liderazgo o alineación.
3. El equipo no está comprometido o no entiende la estrategia. La falta de comunicación o claridad puede generar resistencia al cambio, desmotivación y baja ejecución.
Metodologías para revisitar o redefinir la estrategia
Afortunadamente, existen marcos metodológicos probados que pueden ayudarte a revisar y, si es necesario, redefinir la estrategia. Aquí algunos de ellos:
1. Reuniones de Revisión Estratégica (RRE): Estas reuniones permiten hacer pausas estructuradas para analizar el desempeño estratégico. Se recomienda establecerlas como parte del calendario semanal, mensual o trimestral. Se analizan KPI’s, se revisan iniciativas clave, se identifican desviaciones y se establecen acciones correctivas.
2. Ciclo de Mejora Continua PDCA (Plan-Do-Check-Act): Este enfoque permite iterar sobre la estrategia: se planea, se ejecuta, se revisa y se ajusta. Puede aplicarse tanto a nivel organizacional como en áreas específicas. Lo importante es que se documente cada ciclo y se aprenda de cada iteración.
3. Análisis de hipótesis estratégicas: Cada iniciativa estratégica parte de una suposición: que el mercado responderá de cierta manera, que los clientes valorarán determinado atributo, que el equipo tendrá la capacidad de ejecutar el cambio. Cuando los resultados no llegan, es momento de poner en duda esas hipótesis y validarlas nuevamente. Esto se puede hacer a través de entrevistas con clientes, análisis de datos o pequeños experimentos controlados.
4. Mapas estratégicos revisados: Ya has trabajado con mapas estratégicos; ahora toca actualizarlos. ¿Sigue vigente la propuesta de valor? ¿Los objetivos estratégicos siguen siendo relevantes? ¿Hay cambios en el entorno que obligan a priorizar otras capacidades? Actualizar el mapa estratégico es como redefinir el campo de juego: puede ayudar a reubicar los esfuerzos donde más impacto pueden tener.
5. Scrum estratégico o gestión ágil de la estrategia: Tomar prestadas prácticas del mundo ágil puede ayudar a las MiPyMEs a ser más flexibles. Establecer sprints estratégicos (de 2 a 4 semanas) donde se trabajan iniciativas específicas con entregables claros, reuniones diarias de seguimiento y retrospectivas periódicas, puede acelerar el proceso de ajuste.
¿Redefinir o ajustar?
No siempre es necesario tirar toda la estrategia a la basura. En muchos casos, pequeños ajustes pueden generar grandes impactos. Puede ser que una sola iniciativa esté mal diseñada, que un KPI esté mal definido o que haya un cuello de botella en un proceso operativo.
Sin embargo, si después de varias iteraciones y ajustes los resultados no llegan, puede ser momento de redefinir la estrategia a nivel más profundo. Esto implica:
• Volver a analizar el entorno (competencia, tendencias, clientes).
• Revisar fortalezas y debilidades internas.
• Replantear objetivos estratégicos.
• Involucrar al equipo directivo y operativo para generar compromiso desde el rediseño.
Involucra al equipo, genera aprendizaje
El fracaso parcial o temporal de una estrategia no debe vivirse como un error, sino como una oportunidad de aprendizaje. Comparte los resultados con tu equipo, analiza los datos juntos, abre espacios para retroalimentación honesta. Muchas veces las mejores ideas para corregir el rumbo vienen de quienes están en la operación diaria.
Conclusión
Como en el béisbol, lo importante no es batear perfecto cada vez. Es aprender del lanzamiento anterior, ajustar el swing y mantenerse en juego. La estrategia de tu MiPyME no está escrita en piedra. Está hecha para ser ejecutada, medida, corregida y evolucionada. No temas revisitarla, reformularla o incluso redefinirla.
Porque, al final del día, lo que importa no es haber tenido la mejor estrategia en papel, sino haber logrado que funcione en la realidad.