Lunes 2 de Junio de 2025 | Aguascalientes.

El futuro es de Dios

P. Rodrigo Macías Mora | 04/05/2025 | 09:55

La misa exequial del Papa Francisco ya ha pasado y ahora la atención del mundo está centrada en la celebración del cónclave. Para muchos el cónclave es una reunión con un tinte netamente político, pues se trata de darle a la Iglesia Católica un nuevo líder. Sin embargo, para miles de católicos el cónclave es ante todo un acontecimiento de fe, al que se llega luego de que el Pueblo de Dios oró de manera constante por los cardenales electores.

No resulta extraño que desde el primer momento en que se dio a conocer la muerte del papa algunos comenzaron a mencionar a posibles sucesores, y poco a poco hemos visto desfilar rostros y perfiles de cardenales de diversas partes del mundo. Para otros el cónclave es la oportunidad de pretender polarizar la Iglesia entre lo conservador y lo liberal, pues en no pocos ambientes se ha pretendido etiquetar a Francisco como un progresista y un liberal incluso identificándolo con los diversos gobiernos de izquierda del mundo. Como creyentes debemos reconocer que la misión y línea del nuevo papa no es producto de una ideología. Sino que es consecuencia del actuar del Espíritu Santo, pues la Iglesia, aunque confiada a los hombres tiene su fundamento en Dios quien ha querido hacer de la Iglesia su pueblo.

La palabra Cónclave, proviene del latín y significa “con llave”. Los cardenales participantes en el cónclave no tienen contacto con el exterior. Esta práctica fue iniciada por el Papa Gregorio X en 1274 para eliminar interferencias externas y apresurar el proceso electoral, ya que su propia elección se había extendido por casi tres años.

La Iglesia es de Dios y el futuro también, que estos días previos al Cónclave sean para nosotros como creyentes un momento de profunda esperanza pues aguardamos que Dios se manifestará y tendremos un nuevo papa, que será capaz de responder a los retos de la Iglesia.

Estos días de luto por la muerte de Francisco, pero también de profunda esperanza por la llegada de un nuevo papa nos llevan a recordar aquella expresión de Benedicto XVI dicha poco antes de presentar su renuncia: “El futuro es realmente de Dios: esta es la gran certeza de nuestra vida, el grande y verdadero optimismo que conocemos.” De manera que la vida y futuro de la Iglesia están garantizadas en la medida en la que seamos dóciles al actuar de Dios.