Lunes 2 de Junio de 2025 | Aguascalientes.

Cerveza, pancarta y rendidos. Así desfiló la derrota

Sísifo | 02/05/2025 | 11:40

Si algo dejó claro el desfile del 1° de mayo en Aguascalientes fue que el sindicalismo local ya no marcha, se arrastra. O mejor dicho, se pasea, sonríe, posa y después se va a echar una TKT light, no sea que el sudor arruine la foto con el patrón. Porque eso sí, entre cartulinas desteñidas, discursos reciclados y peticiones que no llegarán ni al archivo muerto, lo único que brilló fue la desvergüenza de quienes creen que representar trabajadores es sentarse a la derecha del poder… con la izquierda dormida.
 
Los mártires de Chicago deben estar haciéndose facepalm en el más allá. Ellos dieron la vida por condiciones laborales dignas, mientras aquí se reparten banderitas de utilería y playeras con logotipo institucional, como si la lucha obrera fuera una activación de marca. ¿Reclamos? Pocos. ¿Dignidad? Ausente. ¿Liderazgos? Solo los de utilería, esos que cobran por representar, pero viven para obedecer.
 
Y lo más patético es que todavía hubo quien presagió un estallido. Que si llegarían hordas a desestabilizar, que si la revuelta, que si el petate del muerto del estado vecino. Pero nada, apenas y si juntaron la comparsa para llenar la toma del dron. El “miedo” se quedó guardado junto con los ideales que alguna vez animaron el primero de mayo.
 
Aquí, la protesta laboral ya no indigna, da pena. Lo que antes era una fecha para recordar conquistas y exigir justicia, hoy es una pasarela más de la simulación. Un “check” en la agenda institucional, donde los trabajadores son espectadores de su propio olvido. Y los sindicatos, esa caricatura sin dientes, apenas y si alcanzan para ponerle fondo a una crónica donde las quejas se confunden con brindis.
En otras tierras, el primero de mayo aún arde. Aquí, se empaca en hielera y se sirve bien fría.
 
Así las cosas en Agüitas, donde el sindicalismo está tan vivo como el idealismo de quienes creen que una foto con el que manda, sustituye la voz del que trabaja.
 
Y así, entre peticiones sin eco, líderes sin voz y trabajadores sin causa, el Día del Trabajo se convirtió en el Día del Trámite. Una postal más en el álbum de la simulación, donde hasta los mártires de Chicago se revolverían en sus tumbas... o al menos pedirían una chela bien fría para pasar el trago amargo de ver en lo que terminó su sacrificio.
 
Hasta aquí subió la roca… y le pusieron una sombrilla encima.