Dr. Mauricio López | 29/04/2025 | 11:56
“La indigencia mental no es fruto de la falta de información, sino de la incapacidad de transformar la información en conocimiento propio.”
José Carlos Ruiz, Incompletos
Vivimos tiempos de prisa, saturación y ansiedad. Sin embargo, bajo la superficie del ruido contemporáneo, emerge una herida más profunda: la sensación de incompletudque atraviesa a las sociedades modernas. José Carlos Ruiz, en su obra Incompletos, nombra esta dolencia con precisión quirúrgica, introduciendo conceptos que nos invitan a repensar la condición actual del ser humano: indigente mental, heterónomo yotrófago. Hoy los ponemos sobre la mesa, como espejos incómodos pero necesarios.
Pero a todo esto ¿Qué es la Indigencia mental?
El indigente mental no es aquel que carece de información paradójicamente, vivimos en la era de la sobreinformaciónsino quien ha perdido la capacidad de elaborar, interiorizar y dotar de sentido a lo que recibe. Se convierte en un ser pasivo, atrapado en la inmediatez, incapaz de construir una voz propia.
No falta conocimiento: falta pensamiento. No falta acceso: falta digestión interna. Y así, una sociedad saturada de datos puede dar lugar a subjetividades huérfanas de comprensión profunda.
Ahora bien, La Heteronomía es la vida dirigida desde afuera.
La heteronomía, por su parte, describe la vida regida por valores, deseos y mandatos que no son propios, sino impuestos desde fuera. El sujeto heterónomo ya no se guía por un principio interior, sino por los dictados de modas, algoritmos, grupos y tendencias.
¿Quién elige realmente en un mundo donde el consumo emocional y simbólico está diseñado para ser predecible? La libertad se convierte entonces en una ilusión, y la autonomía, en una tarea pendiente.
¿Y cómo se define a un Otrófago?
Finalmente, el término otrófago (del griego otro y phagein, comer) señala una dinámica trágica: necesitar del otro para validar la propia existencia. El sujeto otrófago no encuentra sustancia en su interior, sino que devora la mirada ajena: “¿me aprueban?”, “¿me siguen?”, “¿me aceptan?”. El yo se construye a golpe de reflejo, mendigando reconocimiento.
“Pero quien depende de la mirada ajena para sostenerse, vive condenado a la insatisfacción perpetua”.
Una esperanza lúcida
En tiempos donde todo parece roto, pensar, elegir y reconstruirse desde dentro es un acto revolucionario.
Frente a la indigencia mental, pensamiento propio.
Frente a la heteronomía, responsabilidad interior.
Frente a la otrafagia, identidad habitada.
Somos incompletos, sí, pero también somos capaces de plenitud consciente.
Como bien señalaba Freud, el malestar es inherente a la cultura; sin embargo, también es el motor de toda transformación. Y siguiendo a Lacan, el sujeto se constituye en falta, pero es justamente esa falta la que abre la posibilidad del deseo, de la creación y del acto ético.
Aceptar nuestra incompletud no es resignarse, sino abrazar la posibilidad de construirnos cada día con más verdad y más coraje