Pues que llegaron los Maroon 5 y, sin querer queriendo, encueraron la pésima organización y las paupérrimas instalaciones de nuestra célebre Feria de San Marcos. Miles adentro, pero miles afuera, boleto en mano o con el famoso QR "intransferible" que resultó más inútil que cubrebocas en carnaval.
Largas filas al rayo del sol, vendedores de lugares ofertando acceso al mejor postor por unos módicos miles de pesos, y para que no digan que no hay oportunidades para todos, las mismas corporaciones del orden haciendo competencia desleal a los revendedores de siempre. Todo muy democrático: corrupción para todos.
La expectación por ver a la banda gringa era alta. Algunos hasta cantaban “I don’t mind spending every day, out on your corner in the pouring rain”, pero versión abrileña: bajo un solazo de mas de 30 grados, esperando que la bendita app, esa la que presume el Paquín, sirviera de algo. Porque para "blessed", la cosa no sirvió. Horas de fila para que al llegar al acceso hicieran su agosto los funcionarios, sus cuates y el club VIP de la nómina pública.
El foro se desbordó, y el caos se hizo presente. Como dice otra rola de los Maroon, “This love has taken its toll on me”, pero aquí fue más bien el desorden, la desorganización y la falta de respeto al público que se rifó su buena caminata y su insolación para ver un concierto por el que pagó con sus impuestos y que la organización convirtió en ruleta rusa.
Esperemos, con la fe de los desesperados, que la organización lo tome como un reto y no como berrinche de criticones sin oficio ni beneficio. Esta edición 2025 se siente más desorganizada y reborujada que nunca, especialmente en ese foro al que una automotriz japonesa le metió millones para estamparle su nombre. A ver si no les resulta contraproducente que su marca quede asociada a esta tomada de pelo.
Y si no logran lavarse la cara en los próximos eventos, pues a esperar a que en este o en otro sexenio construyan ese famoso foro monumental que nos han prometido desde hace años. Uno más grande e impresionante que el “Monstruo de la Quinta Vergara” (que por cierto sí funciona y sin QR’s fantasmas).
Por lo pronto, dejemos descansar a la clase política local, que seguramente anda enferiada, tomándose selfies en Vallarta o cantando su propio “Won’t go home without you”, pero versión cantina de la feria, desde un sky bar.
Hasta aquí subió la roca.