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Visión Ikigai: La Puntualidad Japonesa, el Respeto Hecho Tiempo

Mel Wilhelm Fonseca | 21/04/2025 | 12:24

La cultura japonesa destaca a nivel mundial por sus tradiciones que promueven la excelencia en cada ámbito de la vida, y una de las prácticas que más sorprende y a la vez inspira es su estricta puntualidad. En Japón, la puntualidad va más allá de la simple gestión del tiempo; es una manifestación profunda de respeto hacia uno mismo y hacia los demás.
En el contexto japonés, "llegar temprano" significa llegar al menos 15 minutos antes de la hora acordada. Llegar con 5 minutos de anticipación se interpreta como estar justo a tiempo, mientras que llegar exactamente a la hora ya es considerado tarde. Llegar después de la hora acordada simplemente es inaceptable. Este enfoque riguroso respecto al tiempo refleja la seriedad con la que los japoneses asumen los compromisos y responsabilidades, valorando profundamente el tiempo propio y ajeno.
Un término clave relacionado con esta práctica es "Jikangenshu", que literalmente significa "estricto cumplimiento del tiempo". Este concepto está profundamente arraigado en el tejido social japonés y es considerado una virtud esencial para la convivencia armónica y efectiva tanto en contextos personales como profesionales.
La evolución histórica de esta práctica tiene sus raíces en la era Meiji, cuando Japón abrió sus puertas al mundo occidental y adoptó técnicas modernas de gestión, industria y educación. Desde entonces, el concepto de puntualidad se integró firmemente en la sociedad japonesa como una forma de optimizar la productividad, minimizar pérdidas y sobre todo, mostrar respeto profundo por los demás.
La educación desde la infancia juega un papel crucial en la preservación de esta costumbre. Los niños japoneses aprenden desde temprana edad la importancia de respetar los horarios en todas las actividades escolares, desde la entrada diaria hasta los eventos especiales, lo cual crea un hábito arraigado profundamente que continúa durante toda su vida adulta. Este enfoque temprano inculca no solo disciplina, sino también empatía y consideración hacia el tiempo de otros, valores que sustentan una sociedad eficiente y armónica.
En las empresas japonesas, esta práctica se mantiene con una rigurosidad excepcional, donde llegar tarde a reuniones o citas no solo es visto como un acto de irresponsabilidad sino como una falta directa de respeto que puede afectar significativamente la imagen profesional y personal.
Reflexión Ikigai:
Al relacionar esta práctica con nuestro Ikigai, nuestra razón de ser y propósito, podemos entender que respetar el tiempo es honrar nuestro propósito de vida y el propósito de los demás. Vivir puntualmente nos permite manejar nuestra vida con claridad y enfoque, creando armonía no solo en nuestro entorno laboral sino también en nuestras relaciones personales.
Incorporar esta disciplina del tiempo en nuestro día a día no solo mejora nuestra productividad y eficacia, sino que también fortalece nuestra integridad y demuestra nuestro compromiso con una vida de excelencia y respeto constante.
Arigatougozaimashita.