Esta patología se produce por una disminución del flujo sanguíneo al cerebro, lo que provoca daño en las células cerebrales. Este deterioro afecta una o más funciones cognitivas esenciales, como la memoria, el pensamiento, el lenguaje, el juicio y la conducta.
Este tipo de demencia se clasifica en dos formas: la pura, que surge únicamente por causas vasculares, y la mixta, que aparece junto con el alzhéimer. Ambos casos comparten síntomas, lo que puede dificultar su identificación sin un análisis clínico riguroso.
Factores desencadenantes y progresión
La demencia vascular puede desarrollarse tras un infarto cerebral importante o múltiples infartos pequeños (microictus), que afectan zonas clave del cerebro.
También puede deberse a hemorragias cerebrales o a trastornos hereditarios menos frecuentes. Estos episodios lesionan de forma progresiva el tejido cerebral y alteran la conectividad entre neuronas.
En contraposición, el alzhéimer se produce por la acumulación anormal de proteínas (beta-amiloide y tau) en el cerebro, lo que forma placas y ovillos que dañan las neuronas. Aunque sus causas aún no se conocen con exactitud, en algunos casos existe un componente genético.
En cuanto a la progresión, el alzhéimer suele avanzar de manera lenta y constante, mientras que la demencia vascular tiende a presentar un patrón escalonado, con deterioros bruscos asociados a nuevos eventos cerebrovasculares.
Síntomas distintivos y claves para el diagnóstico
Los síntomas de la demencia vascular pueden variar según la zona cerebral afectada, pero los más frecuentes son la dificultad para mantener la atención, la reducción de la capacidad de planificación, y los problemas de memoria a corto plazo.
Por su parte, el alzhéimer se manifiesta principalmente con desorientación, alteraciones del lenguaje y pérdida progresiva de autonomía para las actividades diarias.
Realizar un diagnóstico diferencial preciso es esencial. Muchas veces, las demencias comparten síntomas, lo que puede generar confusión. Contar con una evaluación neurológica y estudios por imágenes es clave para determinar la causa exacta y establecer un tratamiento adecuado.
Además del alzhéimer y la demencia vascular, existen otros tipos como la demencia con cuerpos de Lewy, que puede incluir alucinaciones visuales y rigidez muscular, y la demencia frontotemporal, que afecta especialmente la personalidad, el comportamiento y el lenguaje. Aunque son menos frecuentes, su impacto en la vida del paciente y su entorno puede ser igualmente severo.
Importancia del diagnóstico precoz y el abordaje multidisciplinar
Detectar a tiempo cualquier tipo de demencia permite implementar estrategias de tratamiento que pueden ralentizar el deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida del paciente.
Un enfoque integral, que combine tratamientos médicos, apoyo psicológico, terapia ocupacional y educación para la familia, resulta fundamental para el manejo de esta enfermedad.
Frente al aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población, entender las distintas formas de demencia y promover la detección precoz es uno de los grandes desafíos de la salud pública actual.