Las personas en México de entre 20 y 30 años de edad podrían tardar hasta 40 años o más en conseguir una vivienda, debido al encarecimiento de los inmuebles y los altos costos que de los créditos hipotecarios respecto a los ingresos que perciben, alertaron especialistas.
Al cierre del año pasado, el valor promedio de una vivienda fue de un millón 736 mil pesos a nivel nacional, un crecimiento anual de 9.2 por ciento.
Pero en la Ciudad de México y su área conurbada, el precio promedio por metro cuadrado creció más de 30 por ciento en los últimos dos años, lo que complica más el panorama, según plataformas de compra y venta de casas y departamentos.
Miguel Álvarez del Castillo, director de la agencia CIMAC Cartera Inmobiliaria, comentó que comprar una casa es un reto para muchos mexicanos, considerando que el ingreso promedio mensual en el País está entre 15 mil y 18 mil pesos, y el precio de una vivienda es de 1.7 millones de pesos.
"Si una persona decide ahorrar 30 por ciento de su salario mensual, sin gastar en nada más, tardaría casi 40 años en juntar el dinero para comprar la casa en efectivo, algo que, por supuesto, es poco realista", dijo en entrevista para el tema.
Si se obtiene un crédito hipotecario a 20 años, con una tasa de interés de 10 por ciento, la mensualidad quedaría en alrededor de 15 mil pesos, agregó.
"En otras palabras, la mayoría de los jóvenes necesitan ingresos adicionales o compartir la compra con otra persona para que el crédito sea viable. Para ellos lo mejor es la copropiedad, inversiones inmobiliarias a plazos o la renta con opción a compra.
"Los precios crecen más rápido que los salarios, los enganches son altos y los créditos hipotecarios, aunque accesibles, no siempre cubren las necesidades de los compradores", dijo.
Además, el problema no sólo es el precio de la vivienda, sino el enganche del que piden los bancos, que es de entre 20 y 30 por ciento del valor del inmueble.
"Esto significa que una persona que quiera comprar un departamento de 2 millones de pesos necesita entre 400 mil y 600 mil pesos. Para alguien con ingresos promedio, juntar esa cantidad puede tomar años", subrayó Álvarez del Castillo.
Otro problema, añadió, es el acceso al crédito: aunque el Infonavit y Fovissste ofrecen financiamiento, los montos que otorgan no alcanzan para cubrir viviendas en grandes ciudades, lo que obliga a las personas a buscar opciones en zonas periféricas, donde son más accesibles, pero con problemas de conectividad y servicios.
Por su parte, Ricardo Trejo, director general de la consultora Forecastim, destacó que ante el encarecimiento de las propiedades, una alternativa es la compra de vivienda usada.
"Hace cinco años, mucha de la hipoteca era para vivienda nueva. En el número de créditos otorgados para 2019, cerca de 76 por ciento era para vivienda nueva y sólo una cuarta parte para usada", explicó.
En la actualidad, este tema está cambiando, pues una tercera parte es para adquirir vivienda usada.
"Son muchos elementos que abonan al incremento de precios. La decisión de la población joven de adquirir vivienda es menor, pues una hipoteca es más cara que pagar una renta", añadió Trejo.
Con lo anterior, mencionó, incluso en entidades como Quintana Roo y Yucatán los precios empiezan a dolarizarse.
César Fernández del Campo Rabatte, director de Grupo Macondo Desarrollos, afirmó que otro elemento que incrementa los costos de inmuebles, en especial bajo esquemas de renta, es la gentrificación y llegada de extranjeros a los principales polos de trabajo en las ciudades.
Por ejemplo, dijo, en el Centro de la Ciudad de México las tasas de interés y los precios son similares a los desarrollo residenciales plus y no de primer vivienda.
"La gentrificación es una realidad no positiva para algunas personas y que otras están aprovechando. Este efecto está desplazando población por los incrementos de los costos de la vivienda", apuntó.