A principios de este año se anunció por parte de la presidenta de la República, la eliminación del examen de admisión para las preparatorias, esto como parte de un plan integral cuyo espíritu es transformar la educación en México. Si bien se puede presumir que la intención es noble, pues busca hacer más accesible la educación media, en la práctica los resultados pueden ser contrarios.
Para las instituciones educativas que realizan este tipo de exámenes a quienes desean cursar algún programa de estudios; es una importante herramienta para establecer criterios que les ayuden a decidir si un estudiante cuenta con las competencias necesarias para cursar tal o cual carrera, por lo tanto es una gran ayuda para las instituciones educativas, pero también para los propios alumnos, porque les sirve para ir orientando su vocación.
Aunque de momento esta medida se pretende implementar para las instituciones de educación media, se espera que eventualmente se ponga en práctica también para el nivel superior, pero además todo parece indicar que el examen de admisión será sustituido por un proceso de insaculación, como se le llama de manera rimbombante a una selección aleatoria o dicho de otra forma, mediante una tómbola.
Esto significa que independientemente de los méritos, el desempeño y el promedio que el alumno tenga; le puede tocar o no ingresar a una carrera. Lamentablemente esto va a tener consecuencias, porque seguramente los aspirantes que se han esforzado y tienen más méritos, e incluso tienen más inclinación para el estudio, se van a quedar en el camino.
Por eso creo que poner en marcha un proceso así, para decidir quiénes van a ocupar un asiento en un aula, no es la mejor decisión, ni tendrá resultados positivos para los estudiantes ni para la sociedad, por el contrario es previsible que se presenten algunos problemas y el más grave será seguramente el incremento en los índices de deserción, los cuales ya son preocupantes.
Sería estupendo que se pudiera reconsiderar la eliminación de los exámenes admisión, pues esto es dar un paso hacia atrás en los avances que se han tenido a lo largo de los años en materia de educación media y superior en nuestro país, los alcances de la medida no han sido evaluados seriamente y las consecuencias podrían ser lamentables tanto para los estudiantes como para la sociedad en general.