Miércoles 2 de Abril de 2025 | Aguascalientes.

Que nadie nos robe la alegría de creer

P. Rodrigo Macías Mora | 29/03/2025 | 18:21

Hace un par de días tuve la oportunidad de platicar con una persona que no conocía, simplemente llegó a mi oficina y me pidió que lo escuchara. Su testimonio me llamó mucho la atención, pues según me relató nunca había asistido a la Iglesia Católica. Desde pequeño su vida de fe se había desenvuelto en una iglesia de tinte pentecostal, ahí se había bautizado, de entre los miembros de aquella iglesia había conocido a su esposa. Sin embargo “algo” le había impulsado a ir a misa el domingo y a entrevistarse conmigo. 
 
¿Qué era lo que le motivaba a aquel joven a entrevistarse con un sacerdote católico? No era tanto el tema de las dudas a nivel doctrinal, sino que en el fondo él había encontrado en la celebración de la Eucaristía algo especial, sus breves experiencias con la Eucaristía habían comenzado a cambiar su corazón y ahora la duda parecía convertirse en una certeza: “Jesús verdaderamente está en la Eucaristía”. Debo decir que el encuentro con esta persona me motiva no sólo a valorar más nuestra fe, nuestro Credo, nuestra Iglesia, sino a darme cuenta de que en medio de situaciones difíciles por las que en ocasiones atravesamos como Iglesia, el Señor Jesús siempre se encarga de una manera misteriosa pero siempre concreta de darnos señales de que la vivencia de nuestra fe católica vale la pena.
 
Ser cristiano católico no se logra sostener por la manera de vivir de nosotros los miembros de la Iglesia, sino por la experiencia con Jesucristo quien ha decidido fundar la Iglesia y confiársela al ser humano.  Hace tiempo escuché un relato de la vida de san Josemaría Escrivá, él cuando acudía a san Pedro en Roma solía arrodillarse en la plaza y rezar el Credo, en el momento de rezar la parte en la que expresamos: “Creo en la Iglesia que es una santa…” el santo agregaba la expresión “a pesar de los pesares”. Más de alguno al escucharlo rezar de esa manera tan peculiar se extrañaba y le pregunta el motivo por el que añadía esa expresión el Credo, a lo que él simplemente respondía: “digo así por tus pecados y los míos”.
 
La Iglesia es el Cuerpo místico de Cristo, todos somos importantes y las acciones buenas o malas también repercuten en todos. Si bien es cierto que el escándalo siempre será una situación complicada y nada agradable me parece que son situaciones que nos permiten hacer un alto en el camino para replantearnos nuestra propia vida de creyentes. 
 
Estimado lector: que las situaciones complicadas que nos toca vivir como Iglesia las sepamos aprovechar para crecer en nuestra fe. No nos dejemos robar la esperanza que la alegría de creer en Jesús ha puesto en nuestro corazón. En medio de todas las cosas que nos tocan vivir tanto positivas como negativas siempre contamos con la presencia de Jesús quien alienta con su fuerza el dinamismo de nuestra fe.
Que nada ni nadie nos robe la alegría de creer.