El camino para el desarrollo de las naciones tiene una ruta segura y esa es la educación, existen muestras palpables como el caso de Singapur que siempre es destacado por cualquier analista económico y tenemos también un claro ejemplo en Corea del Sur, mención aparte merecen China e India donde sobresalen el número de egresados de las carreras de ingeniería. En el caso de China encontramos el vigoroso crecimiento de sus automóviles eléctricos, su innovación en inteligencia artificial y por otra parte India convirtió a Bangalore en el Silicon Valley de Oriente. El éxito de los países cada día está más fincado en el conocimiento.
De acuerdo con Sigularity University ubicada en Silicon Valley y cuya finalidad es “reunir, educar e inspirar a un grupo de dirigentes que se esfuercen por comprender y facilitar el desarrollo exponencial de las tecnologías y promover, aplicar, orientar y guiar estas herramientas para resolver los grandes desafíos de la humanidad” las grandes tendencias actuales son: Robots humanoides que pueden aprender y adaptarse en tiempo real, sistemas de IA que descubren curas para enfermedades "incurables", interfaces neuronales que permiten la conexión directa entre el cerebro y la computadora, computadoras cuánticas que resuelven problemas que antes eran imposibles.
El ritmo del avance tecnológico es exponencial y México debe realizar en los próximos años una mayor inversión educativa enfocada fundamentalmente en las habilidades técnicas y científicas y un factor clave en ese crecimiento vertiginoso debe de fundarse en el uso de la inteligencia artificial.
En este mundo disruptivo y de cambios radicales basado en la innovación y la creatividad Kurzweil famoso por su Ley de Rendimientos Acelerados la cual postula que el avance tecnológico crece de manera exponencial, no lineal, lo cual significa que los cambios tecnológicos ocurren cada vez más rápidos y por otra parte predice La Singularidad Tecnológica la que señala que en 2045 la inteligencia artificial superará a la inteligencia humana.
Debemos generar en la nueva escuela mexicana y en los maestros una visión optimista de la tecnología, no como un rival en el aula sino como un elemento didáctico indispensable para el futuro arriba a nosotros diariamente, no como metáfora sino como un continuo de disrupción, la tecnología mejorará nuestras vidas en la medida en que trascienda en el aula.
Aislar a la escuela del mundo tecnológico es condenar a las generaciones actuales a ser observadores intrascendentes del futuro y encadenarlas a una baja productividad. Uno de los grandes logros del Sistema Educativo Nacional fue la creación de los libros de texto, fundamentales en el aprendizaje de generaciones de mexicanos.
Los resultados de una encuesta del World Economic Forum publicada en 2024 señalaba que el 60% de los padres, educadores y líderes se muestran ambivalentes o poco dispuestos a confiar en los sistemas de IA, y el 71% están preocupados por sus riesgos potenciales.
El futuro no solo será de buenas intenciones. La innovaciones en el aula siempre han sido graduales y es conocido el temor de los docentes por ser desplazados por la inteligencia artificial, uno de los pioneros e innovadores en materia de tecnología educativa Salman Kahn señala "Si hay que elegir entre tecnología y un buen profesor, elijo a este último". La tecnología es solo una herramienta, podrá hacer cálculos más rápidos, pero no dejarán de ser operaciones mecánicas dependientes de algoritmos que imitan las configuraciones neuronales que por su puesto continuaran aprendiendo y para eso se programaron y su aprendizaje es acelerado.
Es ingenuo pensar que los niños y jóvenes no se han sumergido en el mundo de la inteligencia artificial, todos los juegos desde el que se puede encontrar en una aplicación gratuita hasta los de las consolas más sofisticadas utilizan sistemas basados en Inteligencia Artificial y tienen a su alcance TikTok, Youtube, Wikipedia, Etc. y ahora también el Chat GPT.
La IA puede ser de gran ayuda en la ruta de personalizar experiencias de aprendizaje y en el uso de la gamificación( utilización de juegos ) y evitar el aprendizaje repetitivo y memorístico. La escuela debe abandonar su papel reactivo y convertirse en un centro de exploración, creatividad e inventiva.
Equipar talleres y laboratorios con tecnologías inmersivas sería un primer paso. No solo comprar computadoras cuya obsolescencia es cada día más rápida. Por muy moderno que sea el equipo requerirá de maestros capacitados y dispuestos a utilizar la Inteligencia Artificial.
Para adoptar el uso de la Inteligencia Artificial en un plan de estudios de diversos niveles educativos, es clave diseñar una estrategia progresiva que se adapte a la madurez cognitiva y las necesidades de cada nivel. Un ejemplo es introducir desde temprana edad conceptos básicos de IA y fomentar el pensamiento critico. La inteligencia artificial es una herramienta que los profesores pueden usar para personalizar sus clases como pedirle ejemplos para reforzar ciertos temas, y para los alumnos también puede ser un asistente personal que les ayude a entender las clases.
Debemos aprovechar el uso de herramientas gratuitas disponibles en el ciber espacio como el caso de Alexa y Google Assistant, Chat GPT, Copilot para solucionar preguntas y generar dinámicas basadas en juegos. Cada día el acceso a las redes de internet es más barato y pueden desarrollarse programas personalizados y basados en dinámicas de juegos.
Sin duda los libros siguen siendo la mayor y mejor herramienta didáctica pero en la revisión de los textos de educación básica deben incluirse: Aprendizaje basado en proyectos basados en el uso de la IA, integrar proyectos de IA en cada nivel educativo para reforzar el aprendizaje, fomento de la ética y la inclusión mediante el uso de plataformas accesibles de software de código abierto y gratuito para democratizar el acceso. De esta manera los libros de texto se apoyarían en la IA como una herramienta transversal y de esa manera abrir un nuevo camino al desarrollo de nuestro país. Debemos reconocer los avances de la tecnología y si no lo hacemos estamos condenando a seguir en la pobreza y desigualdad a las generaciones actuales y venideras.