Lunes 2 de Junio de 2025 | Aguascalientes.

Del mapa al motor: cómo pasar de una planeación a una ejecución estratégica

Rafael Antonio Panamá Pérez | 14/03/2025 | 11:21

La semana pasada hablamos sobre los mapas estratégicos, esas herramientas poderosas que permiten visualizar el rumbo de una empresa: hacia dónde se dirige y qué debe lograr para llegar ahí. Sin embargo, tener claridad sobre el camino no es suficiente. Una vez que se han definido los objetivos estratégicos, el siguiente gran reto es poner en marcha el motor que impulse a la organización hacia su destino.
 
El desafío de la implementación estratégica
 
Diversos estudios, incluidos los realizados por Robert Kaplan y David Norton, revelan que más del 70% de las estrategias empresariales fracasan no por fallas en su formulación, sino por una ejecución deficiente. En el caso de las MiPyMEs mexicanas, este reto es aún más complejo debido a recursos limitados, estructuras organizativas reducidas y mercados cada vez más competitivos.
 
Frente a este panorama, adoptar metodologías adecuadas para implementar la estrategia no es solo recomendable, sino imprescindible. No basta con planear bien: hay que saber cómo ejecutar con precisión, foco y constancia.
 
Metodologías para pasar del plan a la acción
 
Existen diversas metodologías para la ejecución estratégica, pero una de las más exitosas y utilizadas en organizaciones de todos los tamaños es el BalancedScorecard (BSC), desarrollado por Kaplan y Norton. Esta metodología revolucionó la forma de gestionar la estrategia, al incorporar una visión integral y balanceada del desempeño organizacional.
 
A diferencia de los modelos tradicionales que se enfocan únicamente en indicadores financieros, el BSC propone analizar la organización desde cuatro perspectivas clave:
 
Financiera: ¿Cómo nos ven los accionistas o propietarios?
Clientes: ¿Qué percepción tienen nuestros clientes?
Procesos internos: ¿En qué procesos debemos sobresalir?
Aprendizaje y crecimiento: ¿Cómo seguimos mejorando y creando valor?
 
A partir de estas perspectivas, se construyen mapas estratégicos que conectan objetivos, indicadores e iniciativas específicas, traduciéndolos en acciones operativas concretas. Además, el BSC facilita el alineamiento de todos los niveles de la organización con la visión de largo plazo.
 
"¿Te suena familiar? Este tema lo abordamos la semana pasada. Si aún no lo has tenido oportunidad de leerlo, te invito a consultarlo, ya que ahí profundizo en los mapas estratégicos y su importancia para definir el rumbo de tu empresa."
 
Kaplan y Norton concluyen que la correcta implementación de la estrategia mediante herramientas como el BSC puede mejorar el desempeño organizacional hasta en un 30%.
 
Lo que no se mide, no se puede mejorar
 
Como dijo William Thomson Kelvin: “Lo que no se mide, no se puede mejorar”. Por ello, medir el avance estratégico es esencial para asegurar que la empresa se mueve en la dirección correcta hacia su visión.
 
Aquí es donde el BalancedScorecard cobra aún más relevancia: permite definir indicadores clave de desempeño (KPIs) alineados con los objetivos estratégicos trazados en el mapa. A través de un tablero de control, esta metodología ofrece una herramienta poderosa para monitorear el cumplimiento de metas, identificar desviaciones a tiempo y definir planes de acción correctivos. Estos ajustes pueden ir desde mejoras operativas hasta el rediseño de un objetivo estratégico.
 
¿Qué son los KPIs y cómo se implementan?
Los KPIs (Key Performance Indicators) son métricas cuantificables que miden el desempeño de una organización respecto a sus objetivos estratégicos. Son los indicadores que nos muestran si la empresa avanza, está estancada o va en retroceso.
 
Piénsalo como el tablero de un auto: sin indicadores como velocidad, nivel de combustible o temperatura, manejar sería un riesgo constante. Lo mismo ocurre en una empresa sin KPIs.
A continuación, te comparto algunas recomendaciones para implementarlos de manera efectiva:
1. Conecta cada KPI con un objetivo estratégico. No midas por medir. Cada indicador debe responder a una meta clave.
2. Define metas SMART. Específicas, Medibles, Alcanzables, Relevantes y con Tiempo definido.
3. Asigna responsables. Cada KPI debe tener a alguien encargado de su seguimiento.
4. Monitorea de forma constante. Establece revisiones semanales, mensuales o trimestrales.
5. Actúa con base en los resultados. Si un KPI está en rojo, toma decisiones correctivas.
Y como esta columna va dirigida a las MiPyMEs me gustaría hacer algunas recomendaciones clave:
Menos es más. Empieza con los 5 a 10 KPIs más relevantes.
Hazlos visuales. Usa semáforos, gráficas, dashboards sencillos.
Comparte con tu equipo. Involúcralos en la medición y análisis.
Sé constante. Medir una vez al año no sirve. El seguimiento debe ser periódico y disciplinado.
 
Conclusión
 
Tener una estrategia clara es solo el primer paso. Convertirla en acciones concretas, medibles y alineadas con los objetivos empresariales es lo que marca la diferencia entre una buena intención y un crecimiento sostenido.
 
Para las MiPyMEs mexicanas, aplicar metodologías como el BalancedScorecard, establecer KPIs relevantes y monitorear de forma constante son prácticas clave para ejecutar con éxito y transformar su visión en resultados tangibles. Del mapa al motor, el verdadero viaje comienza cuando se acelera con dirección y medición.