Algunas historias de miedo

Así como va

Hace unas semanas, se dio a conocer un caso en el que funcionarios municipales de Jesús María, atacaron a dos paramédicos de la Cruz Roja mientras atendían a un motociclista lesionado en un accidente vial, los presuntos responsables fueron detenidos y llevados al CERESO, de donde salieron bajo fianza.   No me voy a detener en tratar de descifrar si son o no responsables, eso está en manos de las autoridades; el asunto que pretendo abordar en esta ocasión, es que no se trata de un hecho aislado, de hecho, es solo la punta del iceberg, la prepotencia y el influyentismo son dos problemas bastante arraigados entre los funcionarios de todos los niveles de gobierno y y a los que día a día, la ciudadanía tiene que hacer frente.   En el caso que comento, quienes hicieron gala de prepotencia e influyentismo, tuvieron la "mala suerte" de violentar a elementos de la organización más respetada, reconocida y querida en México y el mundo: la Cruz Roja; la benemérita institución cuenta con un sólido respaldo social, legal e informativo, que permitió ir al fondo del asunto, por lo que en tiempo récord fueron detenidos quienes se pasaron de lanzas, dándole al reprobable hecho, máxima difusión.   Lamentablemente los ciudadanos de a pie, aquellos que todos los días tienen que ir a realizar un trámite a alguna dependencia, los que tienen que enfrentarse a la indolencia de las instituciones públicas y a la prepotencia de sus funcionarios, no tienen la misma oportunidad de defenderse, ni quién los escuche, simplemente tienen que aguantar vara y si quieren que se les resuelva el asunto que los llevó a solicitar algún servicio, mejor calladitos.   Pero esos funcionarios no actúan con prepotencia nada más en sus oficinas, sino que van por la calle con su actitud altiva haciéndole notar al mundo que no los merece, son gorrones profesionales, y se les puede identificar por su típica frase "no sabes quién soy", aunque sean el asistente del secretario, del titular de la dirección, que depende de tal o cual secretaría o dicho de otro modo, aunque sean el último eslabón en la cadena de funcionarios, siempre saldrán con su "no sabes con quién te metes" o bien "mi amigo el funcionario de alto nivel, o mi amigo el secretario o mi amigo el director de área".   Es muy triste y humillante que los ciudadanos tengan que soportar esos tratos y que no cuenten a dónde acudir y presentar su denuncia -bueno, supuestamente está la Comisión de Derechos Humanos, pero mejor me reservo la opinión, para mejor ocasión-, lo peor es que los altos mandos conociendo los atropellos de sus subordinados, los mantengan en sus puestos y permitan que sigan abusando de su supuesto poder. Pero al tiempo, las historias de terror casi nunca acaban bien y al final todo tiene un costo. No está demás recordarles a quienes llegan a sus cargos gracias al voto del pueblo, que tarde o temprano, a quienes se maltrata, son los que deciden a quién ponen o a quién quitan.
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