Lunes 2 de Junio de 2025 | Aguascalientes.

Morena ante el espejo, deserciones y tensiones internas

Ricardo Heredia Duarte | 27/02/2025 | 11:44

Morena se encuentra en una etapa de redefinición que pondrá a prueba su solidez como fuerza política dominante. La reciente salida de Edgar Garza, exconsejero nacional del partido, quien ahora impulsa la formación de "Que Siga la Democracia" como nueva organización política, es solo el reflejo más visible de un fenómeno más profundo: las tensiones internas que amenazan con fracturar al movimiento.
 
Para comprender el alcance de esta situación, basta con recordar lo que pasó con el PRD en su momento. En la década de los 2000, el partido del sol azteca se encontraba en la cima de su influencia, con gobernadores, alcaldes y una fuerte presencia en el Congreso. Sin embargo, la falta de cohesión interna y las pugnas entre sus diferentes tribus derivaron en escisiones que acabaron debilitándolo hasta convertirlo en una sombra de lo que fue. Morena, que en buena medida se nutrió de esa crisis, ahora enfrenta un dilema similar.
 
La Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena no tardó en reaccionar a la decisión de Garza, iniciando un proceso en su contra bajo el argumento de que su movimiento transgrede los principios del partido. Esta respuesta muestra una postura defensiva que, lejos de apagar el fuego, podría avivar la percepción de que Morena se enfrenta a su primera gran crisis de unidad. La pregunta que ronda en el ambiente es: ¿se trata de un partido con reglas claras e instituciones firmes o sigue siendo un movimiento con liderazgos dispersos que pueden buscar otros horizontes en cualquier momento?
 
La lealtad a Morena es un valor que algunos ven como inquebrantable, pero otros consideran que el partido debe abrirse a nuevos espacios de diálogo sin temer a la competencia interna.
 
Este tipo de conflictos no son exclusivos de Morena ni de México. En América Latina, Europa y Estados Unidos hemos visto el auge de movimientos políticos que desafían a los partidos tradicionales desde dentro o a través de la creación de nuevas fuerzas políticas. En el caso mexicano, el PRI dominó el siglo XX hasta que sus fracturas internas dieron lugar al PRD y, posteriormente, a Morena. El PAN, por su parte, también ha vivido su propio desgaste y pérdida de identidad. Ahora es Morena quien debe decidir si aprenderá de estos casos o repetirá la historia.
 
La unidad de Morena se ha sostenido, en buena medida, gracias al liderazgo presidencial que tuvo en la figura de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, el 2024 marcó el inicio de una nueva etapa donde la disciplina interna no depende ya de una sola figura, sino de la capacidad del partido para generar consensos y adaptarse a un contexto político cambiante.
 
El reto es claro: institucionalizar al partido sin perder la diversidad que lo llevó al poder. En su seno coexisten posturas que van desde el pragmatismo hasta el idealismo, desde perfiles empresariales hasta sectores más radicales de izquierda. Esta pluralidad fue una fortaleza en su ascenso, pero podría convertirse en un factor de fragmentación si no se maneja con habilidad.
 
A esto se suma el antecedente de la fallida reforma de nepotismo en el senado de 2027-2030, que intenta imponer límites estrictos a la designación de familiares en cargos públicos dentro de Morena y otras fuerzas políticas. La resistencia interna de diversos grupos, que ven la medida como una amenaza a su estructura de poder, terminó por desarticular la propuesta y evidenció la dificultad del partido y aliados para regularse a sí mismo. Este episodio dejó en claro que Morena no solo enfrenta tensiones ideológicas, sino también disputas sobre el control de candidaturas y espacios de influencia. Habrá que esperar si en la Cámara de Diputados, que se erige como revisora, lograrán modificarla para que aplique en 2027.
 
El futuro de Morena no está escrito, pero los síntomas de crisis interna que hoy enfrenta son señales de advertencia. ¿Logrará consolidarse como un partido estructurado y con reglas claras o se atomizará en una serie de proyectos personales y escisiones? La historia reciente de la política mexicana ofrece suficientes lecciones sobre lo que ocurre cuando los partidos no saben gestionar sus diferencias internas. La respuesta está en el tiempo, pero sobre todo en las decisiones que tome la dirigencia de Morena en los próximos meses.
 
“El conocimiento no debe comenzar por la puerta falsa de la inteligencia, sino por la de los sentidos”: Daniel Cosío Villegas