Miércoles 12 de Marzo de 2025 | Aguascalientes.

Ansiedad en los niños: una realidad que no debemos ignorar

Dr. Mauricio López | 07/02/2025 | 12:35

Daniel tiene 8 años y cada mañana, antes de ir a la escuela, se queja de un dolor de estómago. Su mamá, preocupada, lo ha llevado varias veces al médico, pero los estudios no muestran ninguna enfermedad. “Tal vez es algo que comió,” piensa ella. Sin embargo, los dolores siguen ocurriendo solo en los días de escuela y desaparecen los fines de semana.
 
Últimamente, Daniel ha empezado a decir que no quiere ir a la escuela. Se muestra nervioso cuando se despide de su mamá y a veces se queda callado en clase, sin participar, aunque en casa le gusta hablar y jugar. Cuando su maestra lo llama para responder, él se pone rojo y suelta un “No sé” en voz baja.
 
La mamá de Daniel no entiende qué le está pasando. “Tal vez es flojera”, le dice su esposo. Pero ¿será eso o habrá algo más detrás de esos dolores de estómago?
 
¿Qué es la ansiedad infantil?
 
La ansiedad en los niños es un estado de preocupación excesiva o temor ante situaciones que, en muchos casos, no representan un peligro real. Si bien es normal que los niños experimenten miedo en ciertas etapas del desarrollo (como la separación de los padres, la oscuridad o lo desconocido), cuando estos temores persisten o interfieren en su vida cotidiana, es posible que estemos ante un trastorno de ansiedad.
 
A diferencia de los adultos, los niños muchas veces no pueden expresar lo que sienten con palabras, por lo que la ansiedad puede manifestarse a través de síntomas físicos, emocionales y conductuales que los padres y docentes deben aprender a identificar.
 
¿Cómo detectar la ansiedad en los niños?
 
Los signos de ansiedad pueden variar según la edad y la personalidad del niño. Algunos de los más comunes incluyen:
Síntomas físicos: Dolores de estómago o cabeza frecuentes sin causa médica aparente, tensión muscular, sudoración, taquicardia, problemas para dormir o fatiga constante.
Síntomas emocionales: Irritabilidad, llanto fácil, miedo excesivo, inseguridad o necesidad constante de aprobación.
Síntomas conductuales: Evitación de situaciones que le generan estrés (por ejemplo, negarse a ir a la escuela o a una fiesta), dificultad para separarse de los padres, ataques de pánico o repetición de conductas como morderse las uñas, jalarse el cabello o frotarse las manos con insistencia.
 
Cuando estos síntomas persisten por varias semanas e interfieren con la vida escolar, social o familiar del niño, es recomendable buscar ayuda profesional.
 
¿Cómo afecta la ansiedad a los niños?
 
Un niño con ansiedad no solo sufre emocionalmente, sino que también puede experimentar dificultades en su aprendizaje, en la socialización y en su bienestar general.
Impacto en el desarrollo académico: La ansiedad puede afectar la concentración y la memoria, lo que dificulta el aprendizaje. Muchos niños con ansiedad presentan bajo rendimiento escolar o evitan participar en actividades en clase.
Impacto en la socialización: Los niños ansiosos pueden aislarse de sus compañeros o evitar situaciones sociales, lo que limita su capacidad para hacer amigos y disfrutar de su infancia.
Impacto en la salud física: La ansiedad prolongada puede generar alteraciones en el sueño y el apetito, así como problemas gastrointestinales y dolores de cabeza recurrentes.
 
Si no se atiende a tiempo, la ansiedad infantil puede persistir en la adolescencia y la adultez, aumentando el riesgo de desarrollar depresión u otros trastornos emocionales.
 
¿Qué dicen las estadísticas?
 
La ansiedad infantil es un problema en crecimiento a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos un 9.4% de los niños y adolescentes presentan trastornos de ansiedad, siendo una de las condiciones de salud mental más comunes en la infancia.
 
En México, datos de la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica indican que cerca del 8% de los niños han experimentado un trastorno de ansiedad antes de los 14 años, y se estima que muchos casos no son diagnosticados ni tratados a tiempo.
 
Factores como el estrés familiar, el acoso escolar, la presión académica y el uso excesivo de pantallas han contribuido al aumento de estos casos en los últimos años.
 
Consejos prácticos para ayudar a un niño con ansiedad
 
Si sospechas que un niño está experimentando ansiedad, hay varias estrategias que pueden ayudar a reducir su malestar:
1.Fomentar la comunicación abierta: Anima al niño a expresar sus emociones sin miedo a ser juzgado. Preguntas como “¿Cómo te sientes hoy?” o “¿Qué fue lo mejor y lo peor de tu día?” pueden ayudar a que se abra.
2.Evitar minimizar sus miedos: Frases como “No es para tanto” o “No tienes por qué estar así” pueden hacer que el niño se sienta incomprendido. Es mejor validar sus emociones y ayudarlo a encontrar estrategias para manejarlas.
3.Establecer rutinas claras: La ansiedad se agrava con la incertidumbre. Tener horarios fijos para las comidas, el sueño y las actividades escolares ayuda a los niños a sentirse seguros.
4.Fomentar técnicas de relajación: Respiración profunda, mindfulness, ejercicio físico y actividades creativas como el dibujo o la música pueden ser herramientas útiles para reducir la ansiedad.
5.Limitar el tiempo en pantallas y redes sociales: El exceso de información y la sobreexposición digital pueden aumentar la ansiedad. Es recomendable establecer tiempos de uso y promover actividades al aire libre.
6.Buscar apoyo profesional: Si la ansiedad afecta de manera significativa la vida del niño, es importante acudir con un especialista en salud mental infantil, como un psicólogo o terapeuta.
 
A manera de conclusión
 
La ansiedad infantil es una condición real que requiere atención y comprensión. Los niños no siempre pueden expresar lo que sienten, por lo que es responsabilidad de los adultos estar atentos a las señales y brindarles el apoyo necesario. Con estrategias adecuadas y, cuando sea necesario, la intervención profesional, es posible ayudar a los niños a manejar su ansiedad y crecer en un entorno seguro y saludable. Si consideras útil este artículo, compártelo.
 
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