Pocas cosas me indignan tanto como la poca vergüenza que tienen algunos honorables ciudadanos, que exigen de los demás y de los gobiernos lo que ellos mismos no están dispuestos a hacer.
Me explico, camino a mi casa hay un fraccionamiento de esos que están cerrados, afuera hay unos contendores del Municipio para depositar la basura, los cuales están muy a la mano para que los habitantes del fraccionamiento caminen unos pocos metros a tirar su basura, sin embargo, hay a quienes ese mínimo esfuerzo le parece demasiado.
Pues resulta y acontece que hace unos días iba rumbo a mi casa, y al pasar por ahí, vi cómo un joven sin pizca de vergüenza, aventó una bolsa de basura por la puerta que es de rejas y pude ver claramente la acción y al joven, la bolsa, al caer al piso se rompió regando todo su contenido en la banqueta. Y si el joven no tuvo vergüenza en hacer lo que hizo, yo no tengo empacho en decir que se me subió el sacrosanto apellido de mi padre a la cabeza y le grité con todas mis fuerzas que no fuera cochino, que para eso estaban ahí los contenedores, obvio que volteó me hizo una seña obscena y me recordó esa fecha del mes de mayo que tanto nos gusta a los mexicanos.
En fin que, seguí a mi casa con mi coraje clavado, y pensé que normalmente esa es la gente que se queja cuando un servicio le falla, son los que culpan a los gobernantes de que sus casas se inundan, y hasta apostaría que si le preguntamos a su familia, no pagan su predial a tiempo o tal vez ni lo pagan.
No se vale que nos quejemos cuando como ciudadanos no hacemos lo que nos toca. Ningún gobierno tiene la obligación bajo ninguna circunstancia, de limpiar la basura que deliberadamente tiran a la vía pública personas irresponsables, sin respeto por las reglas básicas para una buena convivencia social y sobre todo sin respeto por el planeta, que en estos momentos está sufriendo la indolencia que ha caracterizado a los seres humanos por décadas.
Pero además de indignante, es triste ver que somos una sociedad retrógrada, ese muchacho sólo es uno de miles que hacen lo mismo, cuántas veces no vemos que del vehículo que va frente a nosotros tiran desde un pañuelo desechable o un envase, hasta bolsas llenas de basura. Que tristeza que vamos para atrás en lugar de avanzar, que triste que creamos que nos merecemos un mundo mejor cuando no aportamos nada bueno, creemos que nos merecemos mejores gobiernos, pero no les ponemos el ejemplo. Y más tristeza me da que yo creía que teníamos una esperanza en las nuevas generaciones, pero ese joven me demostró lo contrario, estamos criando personas indolentes, irresponsables, irrespetuosas y luego nos preguntamos como en aquel viejo programa de Hector Suárez (QEPD).