Miércoles 5 de Febrero de 2025 | Aguascalientes.

Peregrinos de esperanza

P. Rodrigo Macías Mora | 02/02/2025 | 12:44

El año jubilar ha comenzado desde la apertura de la Puerta Santa el pasado 24 de diciembre de 2024 en la Basílica del san Pedro en Roma. Si bien el signo de la puerta santa siempre sorprende, pues al pasar a través de ella recordamos que Cristo es la puerta por la que todos debemos entrar. A diferencia del Jubileo extraordinario de la Misericordia celebrado en el año 2015 en la que el papa Francisco permitió la apertura de numerosas puertas santas según los criterios de cada obispo diocesano, en este Año Santo el papa ha permitido la apertura únicamente de 5 puertas santas, todas ellas en Roma.

¿De qué se trata pues este “Jubileo de Esperanza”?. Para este Año Santo el papa ha puesto el acento no en las puertas santas sino en la peregrinación. De ahí el lema que acompaña todo este año: “Peregrinos de esperanza”. Todos nosotros somos peregrinos, quien peregrina es porque camina rumbo a un sitio especial. El peregrino tiene la característica de ser una persona itinerante, es decir va de un sitio a otro. Durante el camino, el peregrino no está exento de desviarse o distraerse, es por eso que todo aquel que camina debe saber hacia donde desea dirigirse.

Todos nosotros somos peregrinos, no sólo porque vamos de un sitio a otro, sino porque nuestro camino por esta vida nos conduce a una gran meta: el encuentro con Dios. Como peregrinos que somos, nuestro paso por esta vida no está exenta de riesgos y distracciones. Con mucha facilidad a todos nos pasa que nos desviamos del camino. La vida a todos en algún momento nos coloca frente a caminos cuesta arriba que nos hacen darnos cuesta que la peregrinación no siempre es sencilla. En ocasiones frente a los retos y dificultades preferimos rendirnos y sumergirnos en la  burbuja de nuestra frágil debilidad, sin embargo lo que nos ayuda no es el quedarnos tirados sino el aprender a disfrutar el camino, nuestro peregrinaje sabiendo que nos dirigimos a un sitio preparado de manera especial para todos nosotros: el cielo.

Por más complicado que sea nuestra peregrinación nunca permitamos que el miedo, la dificultad o soledad de la vida nos paralicen.

Este Año Santo estamos llamados cada uno de nosotros a renovarnos en Dios, pues sólo en Él nuestras fuerzas se ven rejuvenecidas y alentadas. Todos somos peregrinos y a quien camina siempre se le pega el polvo del camino. Aprovechemos este Año Santo para experimentar la misericordia y cercanía del Señor. A lo largo de este Año Santo, podemos ganar la indulgencia plenaria en cualquiera de los 13 templos jubilares que nuestro obispo a designado.

“Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras.” Papa Francisco