Mientras Estados Unidos y China libran una guerra tecnológica sin precedentes por el liderazgo en Inteligencia Artificial (IA), México observa desde la periferia, con un plan económico que parece ignorar completamente esta revolución tecnológica.
El panorama global muestra dos estrategias diametralmente opuestas. Estados Unidos, con su proyecto Stargate, anuncia una inversión de 500.000 millones de dólares para construir la infraestructura de IA más grande de la historia. Empresas como OpenAI, SoftBank y Oracle están creando centros de datos monumentales, con el objetivo de mantener el dominio tecnológico mundial.
Por su parte, China contraataca con una estrategia propia de innovación. El reciente lanzamiento de DeepSeek R1, un modelo de IA con 671.000 millones de parámetros, demuestra la ambición tecnológica china. Este modelo, desarrollado a un costo entre un 90% y 95% inferior al de sus competidores occidentales, logra un 97,3% de precisión en pruebas matemáticas, igualando o superando a los modelos de OpenAI.
La IA se ha convertido en un campo de batalla geopolítico donde cada nación busca supremacía. China ha innovado con aprendizaje por refuerzo, permitiendo que su IA aprenda de manera autónoma, mientras EE.UU. invierte en infraestructura masiva para mantener su hegemonía tecnológica. En contraste, México parece aún anclado en estrategias industriales tradicionales, ignorando el potencial transformador de esta tecnología.
En medio de esta guerra tecnológica, el Plan México presenta 30.000 millones de pesos en estímulos fiscales, sin una mención explícita a la IA. Los incentivos para nearshoring y el objetivo de aumentar el contenido nacional en cadenas globales de valor parecen completamente desconectados de la realidad tecnológica global.
La preocupante omisión de la IA en el Plan México no es solo un error de estrategia económica. Es una rendición anticipada en la batalla por la relevancia tecnológica global. Cada día que transcurre sin una clara estrategia de promoción de IA en México, nos aleja más de ser un actor significativo en la economía del siglo XXI.